Este primer día de viaje he ido a la
playa cerca al hotel, está haciendo sol fantástico hay mucha gente alrededor, tumbados
en la arena con sus caras blancas llenas de bloqueador, otros con sus familias vienen
en planes distinto al mío, el celular y el resto de problemas se han quedado
apagados en la habitación del hotel.
Esto me da mucha tranquilidad y deudas
en realidad más deudas, me he dado cuenta que he sufrido cambios físicos esta
mañana fui temprano a tomar el desayuno en el restaurant y me encontré que
estaba bastante lleno, las pocas personas que atendían corrían por todo el lugar
parecía alguna protesta , no había mesas disponibles un mesero me acomodo cerca
a la puerta y me trajo tres sillas pensando que alguien más me acompañaría de inmediato hice mi cara de pocos
amigos para que nadie se acercara.
De un momento y sin mediar palabra se han
sentado en mi mesa dos viajeras, segundos después de sentarse unos ojos claros
se posaron en mí y unos labios carmesíes soltaron lo siguiente
-Disculpa nos sentamos ¡es que no hay más
espacio!
En ese momento no pude descifrar su acento
y con poco interés en la charla conteste:
-No hay problema.
- ¡Qué difícil es encontrar gente
amable en este lugar no le parece
- ¿Le parece?
- ¡Si!
- ¿pero si espera a alguien nos retiramos?
- ¡tranquila acompáñeme por favor
- ¡La verdad escogimos estas sillas
porque su cara me pareció cordial
Mi cara amable ¡de verdad! Pensé mientras
se me escapaba una leve sonrisa
- ¡Ahí mira y también sonríes que bien!
Nos trajeron los platos y la otra compañera de mesa no había despegado
su cara del plato parecía que no había comido en siglos solo paraba de comer
para respirar.
Después de eso no se hablo mas en la mesa,
recuerdo que se nos cruzaron nuestras miradas, pero nuestras bocas no hablaron más.
Termine mi desayuno les di las gracias
por la compañía y alcance a dar unos pasos mas cuando los mismos labios carmesí
me detuvieron .
-¿Nos encontramos más tarde?
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